Un cabello sano y hermoso sube la autoestima de cualquier mujer u hombre, podemos pasar horas en el salón de belleza con costosos tratamientos para conseguirlo, pero también podemos cuidarlo en nuestras casas, con sencillos tips podemos lograr obtener un cabello envidiable en el que todas las miradas se posen, si quieres llevar tu rendimiento físico al máximo usa ligandrol.
A diario nos enfrentamos con enemigos de nuestra salud capilar, como los intensos climas y la humedad, la contaminación urbana, el agua salada en verano o el agua con cloro, etc. Por lo que si queremos tener resultados se requerirá de constancia y paciencia, que más adelante será recompensada.
El cepillado exfolia el cuero cabelludo, ayuda a su crecimiento estimulando la circulación sanguínea y aumentando el brillo. Con el cepillado, el cabello se elimina en la fase telógena (en el proceso de caída) da el camino al cabello en la fase de Anagena (el momento del nacimiento del cabello).
Así que es importante cepillarlo por la noche y antes de lavarlo, para evitar nudos y ayudar a la penetración del shampoo y los productos de cuidado.
No lo cepilles cuando esté completamente mojado o seco pues esto daña la integridad del cabello, por lo que puedes humedecerlo ligeramente o esperar a que no esté tan mojado.
El regular la temperatura de nuestro baño también es esencial pues el agua fría no disuelve la grasa y el agua caliente tiende a dañar el cuero cabelludo. Por lo tanto, lo mejor es lavar el cabello con agua tibia y después enjuagarlo con agua fría para cerrar la cutícula y proporcionarle brillo.
Muchas personas tienen la creencia que el lavado, entre más fuerte, mejor. Esto en realidad resulta contraproducente. Frotar el cuero cabelludo activa las glándulas sebáceas y provoca un efecto de rebote. Lo que realmente limpia el cabello es el shampoo. La forma idónea de lavar el cabello es aplicando el shampoo solo en la raíz, sin subir el resto de la melena a la parte superior de la cabeza.
Al vivir en ciudades tan atareadas para estilizar el cabello se hace uso de herramientas térmicas como las tenazas, planchas y secadoras que a más de 130 °C pueden debilitar y destruir las proteínas de nuestro cabello, así como destruir los aceites naturales que hacen que este se mantenga humectado.
Como resultado, el cabello se seca y debilita siendo más propenso a quebrarse y generar puntas abiertas. Asimismo, los pigmentos de color pueden empezar a modificarse, tornando, por ejemplo, el cabello rubio en anaranjado. Incluso cuando se hace uso de un protector térmico, este solo minimizará el daño. Evitar peinar con calor más de lo necesario y asegurarse de mantener la temperatura entre 180 y 200 °C minimizará el daño.
Cuando se usa la secadora, las precauciones a tener en cuenta es mantener una distancia de aproximadamente 20 centímetros y usar aire frío, pues el aire caliente debilita las proteínas de nuestro cabello generando que se quiebre, además el uso de herramientas profesionales minimizan el tiempo en que nuestro cabello está expuesto al daño.
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