Después de la época estival, donde hemos disfrutado, desconectado y hemos sido capaces de despreocuparnos en muchos aspectos, volvemos a la realidad. La rutina se vuelve a apoderar de nuestro día a día, pues ya no hay baños de sol, agua o piscina, y los horarios no marcados de descanso y disfrute brillan por su ausencia. Es entonces cuando nos damos cuenta de que nuestra piel ha cambiado después del verano.
¿Por qué ha cambiado mi piel?
No solo por el descuido y el uso incorrecto de los cosméticos, sino por la abundancia de radiaciones solares, el contacto de la piel con agua del mar, el cloro de las piscinas, la alimentación, el uso de maquillaje de forma más constante, las salidas y algún que otro exceso.
¿Cómo noto el cambio en mi piel?
La piel sufre una serie de cambios que, dependiendo de su tipo y el estado en que se encuentre, notaremos, en mayor o menor grado. Las señales de alarma son:
- tirantez
- sequedad
- prurito
- descamación
- sensibilidad
- reactividad
- engrosamiento de la piel
- enrojecimiento
- pérdida de luminosidad
- tono irregular
- manchas
- hiperpigmentaciones postinflamatorias
- acné.
¿En qué ha cambiado mi piel después del verano? Cambios en la función protectora de la piel
La piel está compuesta de 3 capas: hipodermis, dermis y epidermis (desde dentro hacia fuera), siendo en el estrato córneo de la epidermis (capa más superficial) donde se ejerce una función de protección esencial para la piel. Esta protección se lleva a cabo gracias a la estructura de soporte que forman (principalmente) los lípidos; estos actúan a modo de cemento de los «ladrillos», que serían las células del estrato córneo de la epidermis, llamados corneocitos.
Esta estructura de sostén hace que no se escape el agua de su interior, manteniendo la piel hidratada, humectada y óptima en todas sus funciones. Además, nos protege de la entrada de patógenos y otras sustancias que pueden derivar en otras patologías.
Pues bien, cuando esta función de protección no está en perfectas condiciones, bien sea por todos los factores de exceso mencionados anteriormente, o por no llevar una rutina cosmética adecuada, la piel sufre una deshidratación y se manifiesta con las señales de las que hablábamos anteriormente.
¿Qué podemos hacer para remediar esta alteración de la barrera epidérmica?
Si nuestra piel ha cambiado después del verano, debemos implantar una rutina de rescate, en la que no podrán faltar ingredientes humectantes, hidratantes y emolientes como pueden ser ceramidas, ácido hialurónico, niacinamida, ácidos grasos, y otros como la glicerina, urea, ácido láctico, aminoácidos, etc. (que también forman parte del factor de hidratación natural del estrato córneo). Los cosméticos que contengan estos ingredientes deben tener la textura adecuada, dependiendo del estado y tipo de piel. No aplicaremos la misma fórmula en una piel seca que en una sensible o en una grasa o acnéica. Con esto, conseguiremos corregir esta pérdida de la función protectora de la piel.
Para mejorar la sensibilidad y reactividad cutánea de las pieles más sensibles y con la barrera dañada, usaremos ingredientes calmantes y reparadores: pantenol (vitamina B5), centella asiática, vitamina E, alantoína y niacinamida, entre otros (combinándolos con los anteriores nombrados).
Acné
Por otro lado, el acné sufre una mejora ficticia con el sol. Hay una mejora inicial en la seborregulación y en el aspecto de los comedones, pápulas y pústulas, pero no es oro todo lo que reluce. Las radiaciones estimulan las glándulas sebáceas y se genera una cascada inflamatoria que concluye con brotes de acné indeseados.
¿Qué podemos hacer para remediar este empeoramiento del acné?
Introduciremos productos seborreguladores, antiinflamatorios, comedolíticos y antibacterianos, como los retinoides, ácido salicílico, ácido azelaico y niacinamida. Es importante realizar una limpieza suave y una hidratación adecuada en estas pieles, pues tienen la barrera epidérmica en mal estado.
Hay que darles otro enfoque a los tratamientos de estas pieles, tratarlas con cariño y no deslipidizarlas y resecarlas, que es el fallo que se suele cometer en los tratamientos de pieles acnéicas.
Hiperqueratinización
Las radiaciones ultravioletas hacen que la piel, para protegerse, se engrose y aumente la capa córnea, donde se produce un acúmulo de células muertas. De forma natural, el proceso de renovación de la piel dura en torno a los 28 días, el cual aumenta con la edad y con factores externos como es el caso.
¿Qué podemos hacer para remediar este engrosamiento y ayudar a la renovación celular?
Si tu piel ha cambiado después del verano, debes usar exfoliantes que eliminen el exceso de células muertas. Así, la piel lucirá luminosa, mejorará el tono y se ayudará de la producción de nuevas células; de ese modo aumentará el grosor y mejorará, por tanto, la función barrera.
Dependiendo del tipo de piel usaremos exfoliantes físicos (aunque no los suelo recomendar), químicos (mis preferidos, los hidroxiácidos) o enzimáticos (ideales para pieles sensibles).
Elastosis solar
Es la destrucción, a nivel dérmico y por parte de las radiaciones ultravioleta, de las fibras de colágeno y elastina. Estas fibras son el sostén de la piel, por lo que se produce una pérdida de firmeza, elasticidad y resistencia de la piel.
¿Cómo podemos remediar estos cambios de la resistencia de la piel?
Introduciendo en nuestra rutina ingredientes cosméticos que ayuden a la activación de la síntesis de colágeno y elastina, como son el ácido ascórbico (vitamina C), retinoides, niacinamida, péptidos y factores de crecimiento. Estos se podrán combinar con ácido hialurónico de peso molecular bajo, que ayudará a rellenar esas arrugas.
No podemos olvidar la protección solar. Esta será imprescindible en cualquier piel y en cualquier rutina de cuidado de la misma, la cual nos protegerá de esa destrucción de colágeno por parte de la radiación solar.
Pérdida de luminosidad
Viene acontecida por el exceso de radicales libres producidos por la radiación solar, entre otros, y produce un descenso de los antioxidantes que de forma natural hay en nuestro organismo (los cuales se encargan de neutralizar el daño oxidativo).
¿Cómo revertimos este daño?
Ahora es el momento de introducir antioxidantes que reparen ese daño celular. Los usaremos preferentemente por la mañana, que es cuando hay una exposición solar, y su elección dependerá del tipo de piel y sus necesidades. Entre ellos, los más comunes son la vitamina C y derivados, niacinamida, ácido ferúlico, resveratrol, coenzima Q10, hidroxitirosol y vitamina E.
Manchas
Son los peores recuerdos del verano, esas temidas pigmentaciones de la piel que se acentúan o aparecen por la radiación solar. Esta radiación activa la melanogénesis, y hace que los melanocitos creen mayor cantidad de melanina (pigmento que da coloración a la piel y que actúa como protección y defensa ante ese daño).
¿Cómo ayudamos a disminuir o mantener a raya esas manchas que han aparecido en mi piel después del verano?
El pilar fundamental contra las manchas es la protección solar. El uso adecuado, tanto en cantidad como en frecuencia de aplicaciones, hará que nuestra piel esté más protegida ante este daño. Esto, sumado a una fotoevitación en la medida de lo posible, ayudará a retrasar su aparición. De todos modos, las radiaciones solares no son la única causa de las manchas.
De manera simultánea a la protección solar, podemos introducir ingredientes despigmentantes para tratar las manchas. Siendo pautado y guiado por un profesional de la materia, podremos utilizar ingredientes como los retinoides, hidroquinona, ácido azelaico, ácido tranexámico, ácido elágico o ácido kójico, entre otros.
Por otro lado, una exfoliación adaptada al tipo de piel, nos ayudará a igualar el tono, a aumentar la luminosidad de la piel y a la penetración de los activos despigmentantes de la rutina. Estos actuarán como sinergizantes de los despigmentantes, eliminando las capas más externas donde se encontrará la melanina agrupada. (En el siguiente artículo tienes más información sobre cómo eliminar las manchas después del verano.)
Cualquier tratamiento de la piel, o modificación del mismo, debe hacerse de forma personalizada y con el consejo de una persona especializada en la materia. Pues lo que le viene bien a una determinada persona, no tiene por qué irte bien a ti. Si tu piel ha cambiado después del verano, ¡ahora es el momento de que tomes acción!
Que tu piel represente la salud que se ve
Rocío del Barrio Pacheco, farmacéutica especializada en dermocosmética
@kosmetosdelbarrio en Instagram
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