¿Cómo tener una buena salud ocular en verano?

 

  • Los rayos ultravioleta (UV), la arena o el aire acondicionado son algunos factores que incrementan el riesgo de sufrir afecciones en los ojos

Los ojos son uno de los órganos más afectados por las diferencias meteorológicas debidas a los cambios de estación y con la llegada del verano se incrementan los factores externos que pueden poner en riesgo nuestra salud ocular. Una mayor radiación solar, el contacto con el agua (del mar o la piscina) el calor, la arena, el aire acondicionado… son algunos de los elementos que pueden provocarnos problemas en los ojos, que pueden ir desde una infección que pueda curarse en unos días, a complicaciones mucho más graves que requieran intervención quirúrgica.

Aunque el cuidado ocular debe ser constante durante todo el año, en verano la radiación solar puede llegar a triplicarse[1]”, comenta  Andrés Fernández-Vega Cueto-Felgueroso, oftalmólogo del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega (IOFV). “Por ello, en esta época del año resulta especialmente primordial proteger los ojos de los rayos nocivos del sol, ya que pueden ocasionar un gran número de afecciones”, añade el experto del IOFV.

Además, al contrario de lo que pueda parecer, también debemos proteger nuestros ojos en días nublados, ya que las nubes dejan pasar el 90% de la radiación ultravioleta, por lo que no nos están protegiendo. El sol es el principal enemigo de nuestros ojos en esta época y puede ocasionarnos un gran número de afecciones si no tenemos cuidado: quemaduras en la piel, córnea y conjuntiva, degeneración de las capas elásticas de la conjuntiva (pinguécula), cataratas, quemaduras retinianas y, como en el resto del organismo, mayor riesgo de padecer cáncer en la piel y anejos oculares[2].

¿Qué podemos hacer para evitarlo?

Además de la radiación solar, hay otros factores que aumentan el riesgo de sufrir patologías oculares y que están especialmente presentes en verano. Por este motivo, los expertos del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega nos explican qué medidas podemos adoptar para tomar las precauciones necesarias.

  • Elige unas buenas gafas de sol: es fundamental que nuestras gafas de sol estén homologadas y testadas, ya que filtran entre el 95 y el 100% de la radiación UV y son la principal protección que podemos dar a nuestros ojos. Si, además, la montura y la forma de la lente es ancha y envolvente, o las complementamos con una gorra o un sombrero, mejor.
  • Limpia e hidrata tus ojos con frecuencia: el viento, las cremas solares, la arena o el aire acondicionado contribuyen a dañar nuestra salud ocular en verano. Pueden causar irritación, picores e, incluso, resecar nuestros ojos. Utilizar lágrimas artificiales ayuda a hidratar la superficie ocular y a disminuir la concentración de alérgenos y partículas. Por supuesto, evita frotar los ojos sin haberte lavado las manos previamente.
  • Evita la exposición solar prolongada: especialmente en las horas de más radiación, entre las 12 y las 16 horas. Si no es posible, extrema las medidas de protección para cuidar tu salud ocular.
  • Reduce el uso de lentillas: las lentillas favorecen la sequedad en los ojos, más aún con los factores de riesgo del verano. Una de las patologías más graves entre los usuarios de lentillas es la queratitis por acanthamoeba, una dolencia grave que requiere un tratamiento extenso e incluso un trasplante de córnea, dejando secuelas graves en la visión. Por eso es importante extremar la higiene en su utilización.
  • Revisa la vista antes de viajar por carretera: el 90% de la información que recibimos en carretera es visual, y existe un vínculo causal entre la mala visión y el 59% de los accidentes de tráfico, motivo más que suficiente para hacer una revisión antes de emprender el viaje.
  • Reduce el uso de la visión de cerca: especialmente en el uso de pantallas y dispositivos portátiles. Para ayudarnos en esta tarea, tenemos la regla 20-20-20: por cada 20 minutos de visión cercana, debemos descansar la vista durante 20 segundos enfocando a, al menos, 6 metros de distancia (20 pies).
  • No subestimes los reflejos de luz: la arena de la playa refleja entre un 10% y un 25% la luz solar y el agua un 20%. Por eso, debes proteger tus ojos cuando estés en la playa o la piscina.
  • Acude al oftalmólogo: no olvides acudir a un profesional que revise tus ojos con regularidad. Se recomienda acudir al menos una vez al año al oftalmólogo.

Podemos aplicar estos consejos tanto en verano como el resto del año. Si los complementamos con unos hábitos de vida saludable, como evitar la exposición al humo del tabaco, mantenerse hidratado o llevar una correcta alimentación y dieta equilibrada (elementos como el Omega 3 y las vitaminas A, C y E son beneficiosos para nuestra salud visual), estaremos dando la mejor protección a nuestros ojos.

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