Para explicar cómo puede ser la vivencia de la maternidad/paternidad, necesariamente tenemos que hablar del apego del recién nacido.
¿Qué es eso del apego del recién nacido?
El apego del recién nacido es el resultado del vínculo que se establece entre los padres del niño. Sin embargo, esta relación suele verse afectada a causa de las exigencias y barreras que impone el soporte tecnológico complejo en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI).
El apego del recién nacido y la lactancia natural a día de hoy ha cobrado mucha importancia a nivel mundial, debido a que, un buen apego favorece los lazos afectivos entre la madre y su bebé. Además se relaciona con una prolongación mayor y mejor calidad de la lactancia natural, lo que a futuro, estimula un mejor desarrollo psicomotor del bebé y una salud más óptima para el niño.
¿Cuál es el mejor tipo de apego que podemos darle a nuestro bebé?
Se trata del apego seguro. Si conseguimos hacer esto, nuestro bebé crecerá con una gran sensación interna de seguridad y tranquilidad, buena autoestima, capacidad de aprendizaje y conexión con los otros y consigo mismo, y regulación emocional.
Para que nuestro bebé adquiera este tipo de apego, debemos ofrecerle tres pilares fundamentales:
- La regulación: ayudarle a calmarse a través de la co-rregulación de un adulto tranquilo.
- La conexión: saber leer sus necesidades físicas y emocionales.
- La exploración: apoyar el aprendizaje en un entorno seguro y estimulante, y recibirle cuando lo necesite. Hay confianza, afecto positivo y respeto.
Para poder dar apego seguro es necesario haberlo recibido. De lo contrario, tendremos algún tipo de apego inseguro, que nos hará vivir la maternidad/paternidad de distinta forma:ç
- Apego evitativo-distanciante: dificultad para conectar o sintonizar con el bebé, fomento mucho la autonomía, quito importancia a algunas reacciones, por ejemplo, diciendo “no es nada”, “para qué llorar si no lo vas a cambiar”.
- Ansioso-preocupado: alto nivel de ansiedad, miedo o sobreprotección. (ej: cuando aprende a andar, a comer, nutrición del bebé…).
- Apego desorganizado: se puede llegar a ser intrusivo (vigilancia extrema, no permiten la intimidad, se critica casi todo lo que hace el niñ@) o negligente (autonomía del niño en exceso).
Si no he tenido la suerte de recibir un apego seguro del recién nacido, pero sí quiero ofrecerlo a mi hijo, existe la posibilidad de realizar una terapia de reparación del apego, así romperemos la cadena intergeneracional de herencia de un apego inseguro.
De igual forma, si como adulto sí tengo apego seguro, pero diversas circunstancias están haciendo que la vivencia sea difícil (abortos previos, dificultades en el embarazo o en el parto, estrés personal, familiar o laboral, problemas médicos, acontecimientos traumáticos, duelo), puedo solicitar ayuda para gestionarlo con más tranquilidad y seguridad.
Por Mª Victoria Sánchez López.
Psicóloga Especialista en Psicología Clínica.
Directora de GrupoLaberinto Psicoterapia para la Salud.
Terapeuta EMDR.