¿Cuáles son las causas del bajo rendimiento académico?
Es probable que conozcas personas que tienen buenos resultados académicos, y sin embargo, otras personas aún habiendo realizado un gran esfuerzo no consiguen alcanzar sus expectativas.
Plantearse un reto que implique un gran rendimiento académico, no solo requiere de un gran esfuerzo intelectual (adquiriendo una gran cantidad de conocimientos e invirtiendo un elevado número de horas de estudio) sino que debemos tener en cuenta también el gran esfuerzo emocional que supone. Por tanto, el factor psicológico es también una variable imprescindible que atender dado que influye en gran medida sobre los resultados académicos.
Para muchas personas, exponerse a un largo periodo de preparación académica llega a afectarles psicológicamente como resultado de los altos niveles de estrés prolongados. Ese desgaste psicológico, indudablemente puede afectar a la salud mental de la persona, convirtiendo el periodo formativo en una experiencia muy desagradable.
En este sentido, pueden aparecer emociones y sensaciones intensas, como por ejemplo:
- El miedo a no ser capaces de recordar lo que se estudió.
- La falta de confianza respecto a las propias competencias y capacidades cognitivas.
- Sentimientos de culpabilidad cuando se está descansando.
- Dudas de la profesión o vocación.
- Autoexigencia.
- Tristeza.
y como consecuencia de ello, se pueden desencadenar estados de nerviosismo, desmotivación, baja autoestima, alteraciones de sueño, problemas de concentración, crisis de ansiedad, bloqueos…
En muchas ocasiones las causas que explican esos miedos e inseguridades tienen que ver con:
- Experiencias anteriores fallidas que dieron lugar a sentimientos de poca valía, no merecer el éxito…
- Situaciones personales o familiares actuales que generan sufrimiento e interferencia sobre el bienestar emocional.
- Escaso entrenamiento físico y débil nutrición cerebral, que impide un adecuado rendimiento intelectual.
Por tanto, para alcanzar el máximo potencial académico, es imprescindible adquirir una adecuada autorregulación emocional y una sensación interna de suficiente confianza consigo mismo, lo que podría mejorar significativamente las funciones ejecutivas (atención, concentración, planificación…), y por consiguiente, el rendimiento académico.
Marta Araceli de la Peña Pérez
Psicóloga General Sanitaria
GrupoLaberinto
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