El sol es necesario en nuestras vidas: nos aporta calor, energía, placer y nos ayuda a producir vitamina D. Por no hablar del verano, ¿quién no se ha propuesto que a la vuelta de las vacaciones le comenten: ¡qué moreno estás!, ¡Cómo se nota que te has ido de vacaciones!?
Paradójicamente, según los cálculos de la Sociedad Americana Contra El Cáncer para este 2021, el melanoma en Estados unidos se diagnosticará en 106.110 nuevos casos y se calcula que morirán aproximadamente 7.180 personas. Esto se podría prevenir gracias a la fotoprotección como os muestro a continuación.
Pero, ¿de qué nos protegemos?
De las radiaciones ultravioletas que son rayos imperceptibles a nuestros ojos que forman parte de la energía proveniente del sol. Estas radiaciones, capaces de atravesar nuestra atmósfera son: rayos UVA y rayos UVB, visible e infrarroja.
También es importante puntualizar que estas radiaciones UV pueden provenir de lámparas solares y camillas de bronceado. Y, como vamos a ver a continuación, una excesiva exposición a estas radiaciones pueden ser desencadenantes de múltiples alteraciones y patologías en nuestra piel.
(Espectro electromagnético)
¿Y en qué nos afectan estas radiaciones a la piel?
Para ponernos en situación, la melanina es un pigmento natural de la piel responsable de dar la coloración y protegernos frente a factores externos. La melanina es producida por unas células denominadas melanocitos, y para que éstos produzcan, necesitan factores genéticos y ambientales como la exposición solar. Por eso, cuánto más tiempo nos expongamos al sol, más melanina se producirá y, por ende, más morenos nos pondremos.
Sin embargo, la melanina no será capaz de protegernos frente a la radiación solar ante una exposición excesiva al sol y sin fotoprotección.
Veamos cuales son los efectos de la radiación solar en la piel:
- RADIACIÓN UVB: los rayos UVB son los responsables de 90 % del eritema solar y de las quemaduras solares.
- RADIACIÓN UVA: los rayos UVA son los causantes del envejecimiento prematuro de la piel. El fotoenvejecimiento consiste en la formación de estrés oxidativo, lo que conlleva a la aparición de arrugas, manchas, sequedad cutánea y pérdida de firmeza.
La radiación ultravioleta es la que tiene mayor capacidad de producir daño sobre nuestro ADN, lo que significa un aumento de riesgo en el cáncer de piel.
Pero, no sólo deberíamos centrarnos en la radiación UV, ya que, en el espectro electromagnético existen otro tipo de radiaciones que también son perjudiciales para nuestra salud:
- LUZ VISIBLE: son capaces de producir alteraciones en la piel, y, por otro lado, aumenta los efectos de otras radiaciones, como por ejemplo, acelerando el eritema producido por los UVB o aumentando el fotoenvejecimiento causado por los UVA.
- LUZ INFRARROJA: potencian los efectos nocivos de las radiaciones ultravioletas, sobre todo, el fotoenvejecimiento. Estos rayos se caracterizan por provocar sensación de sobrecalentamiento.
¿Y cómo podemos fotoprotegernos?
Usando protectores solares. Es muy importante elegir bien el producto, el cual debería ser de amplio espectro, es decir, tanto para los rayos UVB como para los UVA (y a poder ser frente infrarrojo y luz visible) y que además lleve antioxidantes.
Para cerciorarnos de esto, deberemos visualizar en el etiquetado del producto los símbolos de UVA y un FPS de al menos un 50.
Los protectores solares se componen de diferentes filtros que son los que verdaderamente impiden que los rayos solares nos dañen la piel. Existen diferentes tipos de filtros:
- FILTROS FÍSICOS: actúan reflejando los rayos, es decir, los rayos rebotan de nuestra piel impidiendo su absorción en nuestra piel. Entre sus ventajas encontramos que, no se absorben en la piel, y por tanto evita problemas de intolerancias, alergias, y, además, son de amplio espectro, actúan frente a los rayos UVB y UVA. Por otro lado, su desventaja sería su cosmeticidad, no suelen ser texturas agradables, si no blanquecinas y espesas.
- FILTROS QUÍMICOS: actúan absorbiendo y dispersando los rayos UV mediante reacciones químicas que dan lugar a productos de degradación. Dentro de las ventajas encontraríamos mejores texturas que los filtros físicos, sin embargo, estos componentes sí son absorbidos en la piel y pueden desencadenar intolerancias.
- FILTROS BIOLÓGICOS: son antioxidantes que evitan la formación de radicales libres a la vez que potencian el sistema inmunológico. Dentro de activos antioxidantes encontramos: la vitamina A, E, licopenos, polifenoles, betacarotenos, zinc y magnesio. Sus funciones son: proteger, reparar y neutralizar radicales libres.
Ante esto, mi recomendación es que elijas un producto que esté testado bajo estudios, que en su etiquetado aparezca los símbolos de UVA, IR y que tengan un FPS de 50.
Además, te recomiendo que elijas una textura que se adapte a tu piel, ya que de esta manera te será mucho más fácil su uso diario. Existen en el mercado numerosas texturas diferentes: cremas, lociones, sprays, brochas, por lo que, fotoprotegerse, ¡ya no debería suponerte un inconveniente!
Entonces, ¿cómo y cuándo fotoprotegernos?
Durante la época de verano, es recomendable evitar las horas principales del día, desde las 12 horas de la mañana a las 18 horas de la tarde, donde las radiaciones son mayores. Pero, además, debo aclarar que, no es únicamente importante fotoprotegernos durante el verano, debemos fotoprotegernos diariamente en las zonas expuestas durante todo el año, incluso en días nublados ya que las radiaciones atraviesan las nubes y, y las pantallas a las que nos exponemos diariamente emiten luz azul, recuerda que tu piel tiene memoria.
Un protector es eficaz solo si se aplica adecuadamente. No solo es importante elegir el producto adecuado, si no además aplicarlo en cantidad suficiente, cubriendo bien las zonas y aplicar durante una exposición solar prolongada. Ahora mismo os estaréis preguntando, ¿y eso cómo lo sé?
¡Por aquí os dejo unos truquitos!
- ¿Qué cantidad debo aplicarme en cada zona? La correspondiente a: dos dedos en la zona facial; 2 dedos en cada brazo; 4 dedos en el dorso y 4 dedos en la espalda.
- ¿Cada cuánto debo volver aplicar el protector solar? Los filtros químicos, al realizar su función mediante reacciones químicas, se gastan más rápido que otro tipo de filtros. Por lo que, ante una exposición prolongada, lo ideal sería aplicar cada 2 horas. Si además estás en la playa o en la piscina y te mojas, deberías aplicar después del baño, o, si simplemente estás en la playa, aplicar cada hora.
Por: Cristina de la Cruz
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