¿Por qué la vuelta a la rutina nos supone un mayor esfuerzo mental y físico?
Escapadas de montaña o mar, los encuentros con los amigos y familiares, volver al entorno de nuestra infancia. En las vacaciones rompemos con el estrés crónico y nos damos tiempo para disfrutar de aquello que nos hace felices.
El día a día de los españoles se desarrolla en un ambiente estresante. Horarios interminables, altas demandas de trabajo, idas y venidas en medios de transporte. Poco tiempo para descansar y disfrutar de actividades placenteras.
Tanto mayores como niños presentan dificultades para volver a las actividades habituales. En verano suele haber menos normas, actividades al aire libre y de temática más abierta. La irritabilidad, la sensación de aburrimiento o decaimiento es normal en mayores y niños.
La forma de enfrentarlo depende de la situación personal y laboral, de la gestión del estrés y las emociones.
Si tu situación laboral o personal te hacía sentir insatisfecho posiblemente sientas lo mismo. No es una mala noticia, el periodo de adaptación es de unas 2 o 3 semanas. Si sigues sintiendo ese malestar, quizás es el momento de plantearse un cambio o pedir ayuda profesional.
¡Añadir algunas pautas saludables también pueden ayudarnos a adaptarnos con éxito!
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Planificar la vuelta de las vacaciones dos días antes para habituarte a “tu antigua vida”.
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Retomar las horas de levantarse y acostarse, de alimentación y salidas nocturnas.
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Descansar o dormir más horas ayudará a que tu cuerpo repare el organismo y tenga más energía.
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Volver a las actividades habituales de menos a más, el gimnasio o las actividades extra.
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Planifica pequeñas escapadas que te motiven para llegar al fin de semana. Ir a la montaña, dar paseos por el parque, quedar con los amigos pueden levantar el ánimo.
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Lo mismo para los peques de la casa, alguna actividad motivadora le dará más motivos para sonreír.
Laura Llamas
Grupo laberinto
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