Antes que comiences a leer esta nota quisiera que pienses: comes por salud o por placer?
Como nutricionista puedo observar en las visitas al consultorio que detrás de los hábitos y conductas alimentarias hay un trasfondo psicológico y emocional, en la que la ansiedad juega un papel protagónico, siendo un factor condicionante a la hora de alcanzar los objetivos deseados.
La salud y la alimentación son prioritarias y debemos ser conscientes que nos condiciona; viajes, planes de fin de semana, relaciones, actividades físicas y cotidianas. Ahora bien, si no tuvieses un indicio o síntoma puntal tal vez no le prestarías la atención que realmente requiere.
Necesitamos alimentar e hidratar diariamente nuestro organismo con diferentes nutrientes, imprescindibles en distintas proporciones para que pueda realizar la infinidad de procesos y actividades cotidianas de la mejor manera posible.
Comemos e ingerimos alimentos y bebidas sin haber estudiado nutrición. Existe una regulación homeostática que se encarga no solo de establecer los mecanismos de hambre y sed, si no también los mentales de deseo y placer.
Por ejemplo, cuando nuestro cuerpo se deshidrata por temperaturas elevadas, porque hemos realizado algún tipo de ejercicio o consumimos alimentos demasiado salados, nuestro cerebro lo registra como un sistema de alerta activando el deseo de beber. Inmediatamente intentaremos satisfacer ese deseo, deseo fisiológico. De acuerdo al grado de deshidratación, cuando por fin consigamos beber, el placer será también potentisimo, gratificante y satisfactorio.
Dupliquemos, tripliquemos y elevemos a la máxima expresión este mecanismo solo de la sed por la gran cantidad de requerimiento de nutrientes que necesitamos en muy distintas cantidades, añadamos a la ecuación que estas necesidades cambian para cada uno a cada momento… Desde un lugar nos alimentamos por salud, por mecanismos fisiológicos naturales, pero no metódicos. Nuestras sensaciones, recompensas de placeres, disfrute personal y opciones sociales nos brindan opciones múltiples de ingesta.
Comer sano, cuidarse con cada comida y disfrutar, es precisamente lo que queremos. Es un deseo legítimo, pero se ha vuelto difícil de satisfacer debido a las recomendaciones nutricionales e indicaciones que, no solo damos los profesionales si no que actualmente, aparecen por todas partes. Cuando nuestras costumbres y conductas relacionadas con la alimentación están condicionadas por nuestro estado de ánimo, alegrias, tristezas, ansiedad, podemos hablar de alimentación emocional.
En estos casos no hay una necesidad física y/o fisiológica como comenté anteriormente, no comemos por hambre, sino que intentamos satisfacer las necesidades emocionales. Comer es un conducta que libera numerosos neurotransmisores, como la dopamina, que nos hacen sentir bien. Por lo que, aunque después puedan aparecer sentimientos de culpabilidad, la recompensa y la sensación de bienestar inmediata ayudan a disminuir de forma momentánea, la emoción actual.
De esta manera, aunque no siempre seamos conscientes de ello, es muy probable que en aquellos días que nos resulten estresantes o angustiosos terminemos consumiendo comidas poco saludables.
Debemos darnos cuenta de que asegurar el placer a la hora de comer no es puro capricho inconsecuente, sino un placer que tiene su razón de ser: asegurar el equilibrio adecuado entre calorías consumidas y calorías gastadas. Pero la sabiduría nos apremia a informarnos para responder con conciencia a estos estímulos. Tenemos que comprender mejor lo que es una experiencia de sabor, tan familiar, pero también tan mal comprendida
¿Intentamos, en consecuencia, tener una actitud positiva? ¿Nos responsabilizamos para que nuestra acción consciente se coordine con el deseo para conseguir que el deseo y el placer sea acorde con nuestras necesidades y las del entorno?
Quienes tenemos la suerte de tener al alcance tantas opciones: ¿Sabemos gestionarlas? ¿Cómo regir a cada momento nuestros apetitos y preferencias en un entorno con oferta interminable de supermercados, restaurantes y comida a domicilio? ¿Cómo conllevar en el día a día nuestros deseos, miedos y preocupaciones? En un entorno alimentario sin reglas ¿Sabemos comer? En un mundo sin manual de instrucciones, ¿sabemos vivir?
Carolina Paula Caligiuri
Lic. en Nutrición
M.Nº 479
https://www.instagram.com/liccaligiuri/?hl=es-la
Deja una respuesta
Ver comentarios